Mensajes publicitarios

Los consumidores reciben diariamente miles de mensajes publicitarios, de diferentes marcas y empresas. Esto ha provocado que las opciones se multipliquen, lo que provoca que la decisión de compra sea más difícil.

Cuando un consumidor decide visitar algún punto de venta su cerebro se enfrenta a diversos estímulos, relacionados con la marca, y tendrá que esforzarse, aún más, en tomar una buena decisión sobre qué comprar o qué marcas escoger.

El proceso de elección no es algo racional, a pesar de que la consumidor le guste pensar que sí. El cerebro suele elegir los productos en función de cuestiones subconscientes. Es lo que explica el poder de las emociones y la importancia de la neurociencia.

La neurociencia consiste en leer los mecanismos del cerebro de los consumidores para que la publicidad y el marketing sean mucho más efectivos en los procesos de compra. No se trata de manipular el cerebro humano, sino de aprovechar la capacidad para aprender a leerlo para posicionar los mensajes de la marca.

El neuromarketing sirve para optimizar la experiencia de los consumidores, estimular con el producto a través de los sentidos, actuar sobre el recuerdo y la parte emocional, y optimizar el alcance, la retención y el procesamiento de la información de la marca.

En 2010, Cheetos descubrió que las bolsas con diseños brillantes causaban sentimientos de culpa en los consumidores, por lo que su consumo se vio afectado. Estos envases activaban una zona del cerebro relacionada directamente con este sentimiento. Al cambiar el envase y usar uno con colores mate, ese sentimiento desaparecía.

Este es uno de los varios ejemplos que pueden encontrarse en el neuromarketing. Para las empresas es una técnica muy útil, conocer cómo funciona el cerebro de los clientes, puede favorecer al volumen de ventas y a transmitirle los mensajes de la marca de una forma más eficaz.